Un poema para Hugo Chávez
Un poema para Hugo Chávez
Al pueblo venezolano dedico
Desde aquí, desde el blanco de la Cordillera,
Desde el verde de la Amazonía,
Desde aquí, desde el Sur de las Américas,
Se oye un largo suspiro de alivio
Viniendo de los pulmones del Imperio.
Pero, los cerros de Caracas
Se mueven a trancos y sollozos,
Y de sus cuestas escurre agua salada.
La Capital se convirtió en un ondulado mar rojo,
Un encarnado rosal bolivariano.
Y en el cortejo el pueblo siente
El peso de la pérdida de un líder,
En el auge de su madurez.
Las personas no saben qué hacer con las manos:
Si se enjugan las lágrimas,
Si se hacen la señal de la cruz,
Si las apostan en saludo militar,
O si las yerguen a lo alto
Con los puños cerrados.
Muchos están desolados.
Una mujer del pueblo dice:
Es como si yo hubiera perdido a mi padre,
O a un hijo querido.
Bebés en estos días nacidos
Reciben el nombre de Hugo.
De muchos modos la Nación
Homenajea al Comandante.
Mientras tanto,
Washington
Descorcha champán y hace estallar fuegos de artificio,
En Miami, dicen los periódicos, en las zonas de lujo,
Hay parrandas y bacanales.
En un programa de TV
Un encorbatado proclama:
La revolución bolivariana, ahora,
¡Es un niño huérfano!
No habla, pero dice:
Desamparada, será más fácil aplastarla.
¡Tolo engaño!
Millares y millares
Dicen adiós a Chávez con un juramento:
– La revolución bolivariana, tu hija,
Es nuestra redención,
Con uñas y dientes, vamos a defenderla,
¡Y hacerla avanzar!
Tu vida nos dio muchas cosechas,
Y tu cuerpo ahora será semilla,
¡Y tus ideas luz para nuestras mentes!
Adalberto Monteiro
(São Paulo, 8 de marzo de 2013)