Amorim destacou que em poucos dias, o presidente interino, Michel Temer, implementou uma “mudança total” de governo sem legitimação do povo. “Outro aspecto que torna muito grave é que um projeto de visão nacional que muda sem que tenha havido uma eleição, sem que tenha havido uma votação da população. É uma mudança total, sem uma eleição”, afirmou.

Celso Amorim também criticou as prioridades elencadas por Temer. “Por exemplo, um negro não foi visto, não era uma mulher nos ministérios, a importância da cultura de direitos humanos foi diminuída e a importância da segurança é aumentada. Ele vem de uma política econômica totalmente neoliberal, com grandes privatizações do que resta a ser privatizado. Assim que me parece que você não pode fazer isso, porque não é o que as pessoas votaram”, citou.

Sobre o dano causado à imagem do País no exterior com o golpe parlamentar, o ex-ministro disse que é “tudo muito negativo”. “E porque é visível que as prioridades do Brasil, penso eu, estão mudando, está olhando menos para a região, é uma visão muito mercantilista, muito comercialismo do que é relações internacionais. Isso é preocupante”, afirmou.

Leia na íntegra a entrevista de Celso Amorim, em espanhol.

¿Cuál es su análisis de lo sucedido con la votación a favor del inicio del impeachment contra Dilma Rousseff?

Lo que sucedió era esperado, no hay una sorpresa, pero todo el proceso es lamentable, porque lo que es imputable a la Presidenta son quizá errores técnicos, que no debieron ser cometidos quizá, pero que fueron hechos también por otros presidentes sin que las consecuencias hayan sido las mismas. Pero el otro aspecto que hace eso muy grave es que todo un proyecto de visión de país que  cambia sin que haya habido una elección, sin que haya habido un voto de la población. Es un cambio total y sin una elección.

En una entrevista con BBC usted dijo que el objetivo real de la oposición con el impeachment más que Rousseff, era Lula y los programas sociales impulsados por los gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT). ¿Es así?

Bueno, Dilma es parte de todo eso también, por eso ha sido atacada. El Presidente interino Michel Temer ha dicho que va a mantener los programas sociales, pero nosotros sabemos que esas cosas son muchas veces más sutiles, es una cuestión de prioridad. Y uno dice, bueno, vamos a mejorar la gestión, pero en realidad comienzan a disminuir los fondos o se da menos prioridad. En el actual gobierno se eliminarán ministerios importantes como la parte de Derechos Humanos. Y es muy paradójico, porque estamos diciendo que el objetivo era disminuir los ministerios, pero la cartera que la Presidenta Dilma había bajado a nivel infraministerial, la de seguridad institucional, vuelve a tener rango ministerial. Entonces la impresión que tengo es que está siendo sustituida una prioridad por los Derechos Humanos por una prioridad por la seguridad, en un país como Brasil donde eso trae recuerdos muy poco agradables.

La legitimidad con que Temer llega a la Presidencia ha sido muy cuestionada. ¿Cómo lo ve usted?

No quiero entrar individualmente en la persona, pero la legitimidad en un régimen democrático viene del pueblo y el pueblo no se ha manifestado. Quizá alguna vez hubo protestas en las calles, pero eso no es un indicador seguro de cuál es la voluntad del pueblo. La voluntad del pueblo se expresa en una votación, en una elección, eso es lo que da legitimidad. Sobre todo para un cambio de política tan grande.  Por ejemplo, no se vio un negro, no se vio a una mujer en los ministerios, se disminuyó la importancia de Derechos Humanos, de la Cultura y se aumenta la importancia de la seguridad. Viene una política económica, por lo que dicen,  totalmente neoliberal, con grandes privatizaciones de lo que resta por privatizar. Entonces eso me parece que no puede ser así, porque no es por lo que el pueblo votó.

Como ex canciller, ¿cuál es el daño que considera le ha provocado a la imagen internacional de Brasil toda esta crisis?

No me gusta hablar mucho de imagen, porque los gobiernos autoritarios son más obcecados con la imagen. De todas maneras, hoy hay muchas dudas, incluso periódicos liberales y conservadores, no hablo de gente de izquierda ni de la opinión del Alba ni nada de eso: todos están en general preocupados. Aunque les guste que pueda haber un cambio de la política económica, reconocen que no hay popularidad, que no hay base popular, que eso puede dar margen a conflictos sociales. Entonces yo creo que en general es todo muy negativo, aunque digamos que intereses económicos inmediatos puedan beneficiarse incluso de privatizaciones. Esos pueden estar muy contentos.

¿Qué le ha parecido la reacción de algunos gobiernos de la región de apoyar a Rousseff? 

Me parece normal, porque a todos les preocupa que se puedan encontrar fórmulas que puedan ser ilegales, que puedan tener la apariencia de legalidad o que puedan ser legales desde el punto de vista estrictamente formal, pero cuyo contenido se aleja de la verdadera legitimidad que viene del voto popular. Pienso que eso es algo que tiene que preocupar a todos en el continente. Y además porque es visible que las prioridades de Brasil, me parece, están cambiando, se está mirando menos para la región, es una visión muy mercantilista, muy comercialista de lo que son las relaciones internacionales. Eso es preocupante.